sábado, 22 de noviembre de 2014

En algun momento...

En algún momento alguien se miró a si mismo, miró a la persona que tenía en frente, el color de la piel los diferenciaba y esa fue una excusa para ejercer su dominio.
Eso se ha repetido una vez, y otra, y otra y otra… con distintos protagonistas, con distintos elementos diferenciadores.
Hay quienes claudican y hay quienes se rebelan ante cualquier forma de dominio injusto (aunque sea legítimo). 
Hay una chica negra en un lugar cualquiera que mira a su alrededor y ve que la prosperidad está del lado de los blancos, la sumisión con su consecuente humillación es patrimonio de los negros.
En psicología social se sabe que ciertos grupos gozan de una sobrevaloración de sus cualidades, y otros grupos sufren una infravaloración.
Esta percepción errónea ayuda a asentar el dominio de un colectivo sobre otro, aunque ambos colectivos a la práctica tengan la misma capacidad. Y ayuda porque quien es dominado acepta la superioridad del dominador.
Si esa chica acepta la supuesta inferioridad de su colectivo, será terrible para ella y los suyos, si esa chica no está dispuesta a aceptar el puñado de mentiras que los arrodilla, dará inicio a un choque entre dos fuerzas, la fuerza de lo que nace, y la fuerza de lo que ya presenta síntomas de envejecimiento.
En economía existe una idea “la destrucción creativa” viene a ser algo así como que nuevas ideas/bienes sustituyen a viejas ideas/bienes. Y eso genera crecimiento económico. Lo nuevo se abre paso destruyendo a lo viejo. Eso es la vida.
Si ha habido una época en la que esas dos fuerzas han chocado con mayor violencia fue en el siglo XX. Tras unos años de relajación y dominio, en este país miro alrededor y veo muchos síntomas de debilidad, de agotamiento de lo antiguo frente a la fuerza de aquello que nace. Si hay algo inevitable es la muerte.
Hace dos siglos, un conocido filósofo en una época de enormes cambios dijo  ”La pasión por la destrucción es una pasión creadora”. Solo así la vida se abre paso.


En algún momento alguien se miró a si mismo, miró a la persona que tenía en frente, el color de la piel los diferenciaba y esa fue una excusa para ejercer su dominio.
Eso se ha repetido una vez, y otra, y otra y otra… con distintos protagonistas, con distintos elementos diferenciadores.
Hay quienes claudican y hay quienes se rebelan ante cualquier forma de dominio injusto (aunque sea legítimo). 
Hay una chica negra en un lugar cualquiera que mira a su alrededor y ve que la prosperidad está del lado de los blancos, la sumisión con su consecuente humillación es patrimonio de los negros.
En psicología social se sabe que ciertos grupos gozan de una sobrevaloración de sus cualidades, y otros grupos sufren una infravaloración.
Esta percepción errónea ayuda a asentar el dominio de un colectivo sobre otro, aunque ambos colectivos a la práctica tengan la misma capacidad. Y ayuda porque quien es dominado acepta la superioridad del dominador.
Si esa chica acepta la supuesta inferioridad de su colectivo, será terrible para ella y los suyos, si esa chica no está dispuesta a aceptar el puñado de mentiras que los arrodilla, dará inicio a un choque entre dos fuerzas, la fuerza de lo que nace, y la fuerza de lo que ya presenta síntomas de envejecimiento.
En economía existe una idea “la destrucción creativa” viene a ser algo así como que nuevas ideas/bienes sustituyen a viejas ideas/bienes. Y eso genera crecimiento económico. Lo nuevo se abre paso destruyendo a lo viejo. Eso es la vida.
Si ha habido una época en la que esas dos fuerzas han chocado con mayor violencia fue en el siglo XX. Tras unos años de relajación y dominio, en este país miro alrededor y veo muchos síntomas de debilidad, de agotamiento de lo antiguo frente a la fuerza de aquello que nace. Si hay algo inevitable es la muerte.
Hace dos siglos, un conocido filósofo en una época de enormes cambios dijo  ”La pasión por la destrucción es una pasión creadora”. Solo así la vida se abre paso.

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