De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué largo camino de angustia y de silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y de renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o corbata
cuando salimos a la calle. Tenemos a penas
lo que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta que nos corresponde, y un minúsculo
territorio para vivirla. Pongámonos
de pie otra vez y que se oiga
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quién somos y que todos lo oigan.
Y al acabar, que cada uno se vista
como buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que todo está por hacer y todo es posible.
Escribo para la gente que no tiene otro sitio donde caerse muerta que la superficie de un poema.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Perdoname
¿El porqué te estoy escribiendo esto? Simple; Lo siento, porque aunque te lo digo, las cosas las expreso mejor escribiendo y así me asegu...
-
Hoy, parada en un semáforo he visto a una pareja de ancianos paseando. Ella llevaba una muleta en el lado derecho, pero él no soltaba su man...
-
Alguien me dijo una vez, que conformarse es dormir con el fracaso. A día de hoy tendría de respuesta, que agarrarse a una esper...
-
Y a pesar de todo... Nunca mis letras han perdido la esperanza de encontrar a alguien, que las haga suyas, que la sienta viva cada vez que p...
No hay comentarios:
Publicar un comentario